sábado, 3 de diciembre de 2011

Por las banquetas de la FIL


FIL
POR LAS BANQUETAS DE LA


 
Adriana Díaz Guillén

Es sábado 27 de noviembre del 2010 y la ciudad de Guadalajara se engalana de literatura, sabiduría y una gran cantidad de libros que se abarrotan en los pasillos de la Expo Guadalajara situada en las calles Mariano Otero y Av. las rosas, como cada año ha llegado el tiempo de la FIL, la feria más importante del libro en toda Latinoamérica. 

Los preparativos de tal evento rinden fruto, muestran en su interior pasillos relucientes, con libros sutilmente acomodados, propaganda que se despliega en cada rincón y más de cuatro millares de personas que a diario se dan paso entre libros. Este año se presentaron cerca de 400 obras literías, que simbolizan la riqueza de dramaturgos que se abren paso en la lengua española, bajo estas presentaciones hay gente dispuesta a comprar el aclamado protagonista de esta feria “el libro”. 

Una ola económica se marea en los interiores de la expo Guadalajara, las editoriales, acobijan a cada comprador. Puestos de recuerdos, joyas y comida aprovechan la ocasión, para explotar su mercancía, a precios que se elevan por lo menos en un 20%, el mejor ejemplo se ve en una simple torta que normalmente se compra en $20.00 y adentro de la FIL lleva un precio de $32.00 y qué decir de las artesanías o joyerías con piedras de ámbar u otro estilo procedente del trabajo de las manos indígenas. Un negocio de joyería mexicana situada en la expo, mantiene dos sillas en los pequeños pasillo de entrada a los productos y las jóvenes vendedoras de los aparadores, se disponen a quitarlas sólo ante la gente que ellas consideran dignas y “capaces” de consumir el producto, los demás se conforman con apreciar las pequeñas piezas desde afuera de los aparadores y con el famoso “ver y no tocar”. 

Bajo estos comercios llenos de sobriedad, en las banquetas de las afueras de la expo, decenas de comerciantes contrastan la imagen dignificante y en una pequeña mesa de madera o un tendido de tela, exhiben su trabajo artesanal, para llevarse el pan de cada día a sus casas. Los puestos y canastas ambulantes van desde papas, chiclet’s, pulseras, ropa y todo tipo de artesanía indígena. 

Gloria es madre de familia y una de las famosas “paperas” que se sitúan en las banquetas de la calle Mariano Otero, para vender su producto, explica que esta forma de comercio la ha desarrollado desde hace muchos años, se podría decir que es una vendedora ilícita ya que no cuenta con permiso de reglamentación del ayuntamiento, pero esto se debe a que siempre se lo han negado, y por otro lado requiere pagar el permiso y eso en muchas ocasiones no le es posible. Gloria comenta “incluso quieren que vaya por la firma de no sé quién, creo que es el presidente de la cámara de comercio y pues yo cuando voy a poder ir por eso”. 

En plena charla con la “papera” se acercan tres pequeños corriendo e insistían a su madre que corrieran porque venían los de café, en ese momento su vendimia acabó, las bolsas de papas se mezclaron entre los trajes y bolsas de libros que salen de la FIL, la mujer corrió entre la multitud, para evitar que le retiraran su mercancía. 

Las patrullas de seguridad del ayuntamiento se plantan en las puertas de la expo, su deber mantener el orden y responder en caso de un avistamiento, sin embargo un efectivo de estas patrullas comenta que en caso de ver a un ambulante en las puertas o en la parte de la explanada su deber es retirarlo, ya que no está permitido para los ambulantes quedarse en las instalaciones de la FIL. Señala que los encargados de reglamentación del ayuntamiento, que efectivamente traen un chaleco café, son los indicados para mover a la gente, de hecho en caso de tomar a alguien lo único que procede es confiscarle toda su mercancía y se levanta la multa correspondiente. Es un trabajo entre seguridad pública, seguridad de las instalaciones y reglamentación del ayuntamiento, mantener despejado el lugar, aunque ellos refieren que no es por estética, simplemente es para facilitar el acceso de los visitantes. 

Sin embargo por Mariano Otero, la línea que dibuja el límite de la expo, es la misma línea que inicia el ambulantaje, Goyo es el dueño de un negocio de rastas, pulseras, collares y demás artesanías tejidas, se puesto se sitúa entre rebozos bordados, bolsas y otro de artículos con piedras de ámbar y tejido, son alrededor de 10 puestos que a pesar del ir y venir de reglamentación su trabajo permanece intacto, Goyo y los demás pertenecen a una asociación de ambulantes denominado, Frente de Resistencia de Comerciantes (FRC) a cargo de Salvador Cabrera, esta asociación les licita el lugar para exponer y comerciar su trabajo. Goyo refiere que los ambulantes que ahí se encuentran son entre tzotziles y mestizos, todos trabajadores de la cultura indígena chiapaneca y del sur, el malestar de todos los vendedores de ser levantados como criminales es latente, su único delito es querer trabajar y mostrar lo que saben hacer, la artesanía. 

Los jóvenes que están ahí entre rastas y pulseras son estudiantes de la Universidad de Guadalajara, Goyo estudia filosofía y Adrián negocios internacionales, hay gente que quiere salir adelante y no es justo que por estética y no poseer un negocio de renombre se les niegue comercializar. 

Otra historia es la de los pequeños que con su cajita de chiclet’s van tras el transeúnte para una pequeña compra, Chuy es un pequeño de 9 años que desde las 4:00 de la tarde hasta las 9:00 de la noche insisté cada compra hasta terminar su cajita, Chuy dice que lo que vende lo usa para comprarse su cena y menciona que el cereal es lo que más le encanta comer después de su jornada. 

Es así como las banquetas de la FIL, muestran la otra cara de esta feria, que lejos de los escaparates y la publicidad se conforman con vender las artesanías que el pueblo mexicano debería presumir por todos y guardarlos como reliquias de oro, pero el único lugar que les dejamos son las banquetas de las calles o las tablas de madera, entre los coches, el ruido y el ir y venir de la gente. 

Asociaciones como el Frente de Resistencia de Comerciantes es una voz que se levanta ante el cansancio de ser perseguidos y recluidos como si se tratará de mercancía pirata, la pobreza en la FIL puede ser económica en este sector ambulatorio, pero aprendí en dos días de convivencia que su riqueza radica en sus ganas de salir adelante, la pasión por su trabajo, los detalles de su artesanía y sobre todo la cultura que irradian y muchos mexicanos nos negamos a conocer.


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